La hipoteca es un contrato en el cual un deudor entrega como garantía un bien a quien le hace un préstamo. Por lo tanto, si el deudor no salda su deuda, el acreedor tendrá el derecho de realizar la venta del bien y así saldar lo que le deben. La hipoteca es una herramienta de deuda que da un derecho real de garantía al acreedor.
Por lo general, las hipotecas suelen aplicarse sobre bienes inmuebles como casas, apartamentos o terrenos, sin embargo, también es posible generar una hipoteca sobre otro tipo de bienes como vehículos.
Es importante mencionar que una de las características más importantes de la hipoteca es que el deudor aún puede mantener la propiedad del bien que ha dejado como garantía. Por lo tanto, si una persona realiza un contrato de hipoteca sobre su vivienda no significa que deba entregarla al acreedor.
Cuando el deudor no cumple con los pagos para saldar la deuda, la hipoteca estipula que el acreedor tiene derecho a pedir la venta del bien que se ha dejado como garantía por medio de una subasta pública. Posteriormente, el acreedor podrá cobrar del monto recaudado saldando la deuda. En caso que lo recogido sea mayor al valor de la deuda, lo que sobre podrá repartirse junto a otros acreedores o con el mismo deudor.
Los contratos de hipotecas suelen utilizarse como un método de financiamiento a largo plazo por un monto alto de dinero, el cual sería muy difícil de conseguir mediante otras formas de financiamiento. Así que contar con un bien como garantía de pago, permite reducir el riesgo del acreedor, facilitando la concesión del préstamo.
Una de las grandes ventajas de las hipotecas es que el deudor tiene la ventaja de no entregar el bien y poder seguir disfrutando de él. Sin embargo, cuenta con la desventaja que en un momento de crisis el precio del bien pueda disminuir de forma considerable de tal forma que en caso de venderlo en una subasta no sea suficiente para cubrir toda la deuda.
Escrito por: David Quintero